El vuelo es libre, como el ave que que guía el espiritu de cada humano. Que nadie olvide que la libertad es el sino de lo divino.
Y en cada átomo de piel humana, su esencia divina es...
la vida.
Lo divino se mueve al ritmo del corazón cuando se ama.
A veces la memoria, se descuelga en algún vértice del alma
y recordamos que somos luz.
Nada queda en el olvido de la existencia. Todo es y todo regresa.
Agua, Alma, devenir en el tiempo. Somos agua, fluidez en la emanación de la vida.
Gota a gota, ríos, mares, lagos, manantiales, sentimientos provocados rozando el aire y la magnitud de la esencia divina.
Dios existe, porque existe el Todo. El Todo existe porque podemos observarlo, sentirlo, percibirlo.
Somos el Todo en el Todo.
Agua, voz del alma, que fluye en la carne, y la tierra de nuestros pensamientos.
Música tradicional griega
la danza gira en torno a lo humano y a lo divino.
A menudo el Alma se eleva, y busca el lenguaje sonoro de la música.
Somos la música, y ella se expande a través del corazón,
"ser y sentir, es estar y amar"
Toda alma vive, animado un cuerpo de metal,
y el metal se funde, cuando la voz insonora es, el sentimiento que se percibe,
la mirada que no oculta, la mano que da, y el espíritu que recibe.
Cuando el peregrino cesa de andar, ha llegado a su destino,
cuando el alma se deja llevar, ha conocido la luz.
Cuando la luz ilumina el rostro, el corazón se abre, como la flor del loto.
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