Cuando el silencio
se desliza en la sombra del árbol
y sus frutos son luz de amor
yo sé,
que tu nombre florece sobre las olas del destino.
Quién diría,
que la noche enamorada del sol
fue viento entre la amapola,
y de ella nacieron las palabras
cuando el silencio se hizo sonido en la luz de las
estrellas.
Quién diría,
que hace algún tiempo
yo era canción de cuna,
y ahora,
mis pies desnudos caminan sobre la alborada.
Si tú, no fueras,
yo no existiría,
mas ahora soy
la rama de tu cuerpo
y el pájaro que anida en tu pecho.
Si tú no existieras
el mar lloraría
y yo sería, una sombra olvidada.
Mas ahora sé,
que eres el latido de un cielo
que me ama y me abraza.
Dime tú,
si son mis ojos
la amapola que te ampara.
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