Aquella vez, que fuiste el sol dorado en mi espalda,
la estrella nocturna velando mi sueño
y la palabra que acurrucaba, mi corazón de tul, sobre las
olas del alma.
Aquella vez,
que el mundo se fundió en la arena de mi playa,
y el canto volaba.
Amor,
que mi barco naufraga
en la hora de oscuridad
y busca el faro que alumbra la luz de tu mirada,
Amor,
que el tiempo es peregrino
y va y viene, como la golondrina que es pequeña
y lleva en los ojos el amor de un día.
Amor
que mi voz es rocío en la mañana
y mi alma luz que busca sin cesar tu palabra.
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