Lo divino se viste de anonimato,
en el canto de un pájaro,
en la gota de agua, de un manantial,
en la hoja verde y ocre, que nace y renace del árbol
y es guiada por el viento a la infinitud de los sucesos.
Lo divino se manifiesta
en la mirada inocente del niño
en las canas del anciano,
en la lluvia que reverdece las flores del campo
y en cada pétalo que deja su esencia.
En los harapos marchitos del mendigo
que aun ignorando su existencia
es luz dorada en su propio latido.
En las cumbres de la inteligencia
que humilde se muestra
y esboza cánticos a la luz de las estrellas…
Lo divino se muestra en la carne,
en el beso de los amantes,
y en el adiós de una memoria
que busca incesantemente la palabra y el silencio
de lo que siempre ha sido
y perdurará en los latidos del universo.
Lo divino eres tú, en el anonimato de tu silencio.
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