Cuando la noche
es tierna, como la mirada inocente de un ave,
y la luz de la
luna reflejada en tu corazón, se convierte en mi universo,
como el canto de
la lluvia, que florece en mí, como una doncella de pétalos nacarados.
Hace tiempo,
cuando el
silencio era hoja de olvido
y las estrellas
caminaban sobre mi lecho desnudo,
sabía,
que había un
reloj
donde las
doce de la noche, era una puerta abierta,
que al cruzarla, el
silencio se convertía en palabra
y llevaba la
memoria de tu rostro de ángel.
Se,
que a pesar de que mi
piel, se sumerge en las aguas del mar,
retorno a la
arena,
donde tu huella
es el latido del corazón
donde el tiempo
es, el recuerdo de la memoria.
Hoy, tan lejana
de aquel silencio,
siento en mi alma
la mirada
transparente de tu amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario