Quizá el mundo, tan sólo sea, una gota de cristal,
y mi pensamiento, un haz de luz sobre el invierno florido,
una flor, sobre el retorno de aquella espada imaginaria
donde el filo es, agua, y el metal un aura de Dios contenida,
quizá el mundo, gire en una constelación de fuego y vida,
y tal vez yo, tan sólo sea, vapor de agua en un océano de
sueños.
Puede,
que la lluvia germine con raíces de incienso
y mi alma sea, una flor de luz, en cada uno de tus pensamientos.
Y cuando la noche regrese sobre las aguas del lago azul,
seré, silencio en tu pecho
como la hoja desnuda, que es llevada por el viento, a la
claridad del amor.
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