He visto al mundo llorar
caído en las alas de una mariposa,
y sujetando la memoria
de los tiempos que se han ido,
vino el sol con la luz
y dejó la sombra en la crin del viento,
porque hay noches,
donde la palabra es ciega
y los ojos se posan en tejados sin nombre.
Mi corazón duerme
en los arcos de un pensamiento,
y me completo
en un círculo de tierra y fuego
del que nace una paloma,
gotea mi sangre
marcando el pulso,
no el de ayer, ni el de mañana,
sino, el de hoy con mi mirada
tan verde
como la hierba, con olor de esperanza
y en mis manos tus palabras
trenzando con hilos del viento, un futuro,
sobre los acordes de mi guitara.


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