Cuando la libertad es
un pájaro herido,
entonces,
yo
corro
para estar contigo,
y en cada rayo de sol
suspendido en el cielo,
siento un beso de luz
que atrapa mi pensamiento,
ese,
que vuela sin distancias de memoria
y de norte a sur
lleva tu acento,
me deslizo
al filo de tus dedos,
porque eres mi consentido
y habitas mi cuerpo,
desnudando mi alma
y haciéndome flor en tus adentros.
A veces, me pregunto,
si la noche tiene sueños,
y cabalgo entre sus silencios,
para rozar tus ojos
y fundirme en tu pecho,
a veces, me pregunto,
de que nada…
llegaste al velero de mi universo
que hoy,
mi mar, es agua de cielo.
Y es que,
todo estaba escrito en el tiempo
y fue,
esa tarde del color del caramelo,
que fundiste en mis labios
un te quiero.
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