martes, 19 de noviembre de 2013

"Cayéndome de una estrella"







Lloré en el céfiro blanco del corazón, atada al silencio,
suspendida en una estrella,
con los labios del firmamento, con el beso de Dios,
y entre azules las luces imantaban la mirada,

mas fui retoño de la inconsciencia
y giraba al pulso encendido del universo,
siendo una  pluma,  absorta  sin mas fin, que la vulnerabilidad de mi ligereza.

Pero no,
 no podía sostenerme en la estrella
ni en el sueño añil, de una inocencia sin piel.

Y tú,
 labrador de tierra fértil
moldeador de horas que infringen el silencio,
que a golpe de besos
 destierras almas del firmamento,

por la gravedad de tu mirada, fui arrastrada
cayéndome de la estrella,
 sin mas tiempo que la palabra, que esconde los secretos
y se bifurca en los mares, danzando en la vida como una gota peregrina.

Y a  tu mano voy de piel nacida
ondulando mis caderas en tu tierra
donde florecen las semillas.

 Voy de prisa,
como la gaviota  desnuda sin alas
y se precipita para ser ánfora en el fondo del mar 
conservando los tesoros de la vida.

 Porque el cielo... puede esperar...



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