Cuando las palabras aturden la mente
y solapan el canto matutino,
cuando las voces se pierden en el caos de la verdad
y
no veo árboles creciendo, ni ballenas libres surcando los océanos.
Entonces
en el silencio, amigo que ampara el Todo y deja oír la verdad
siento
al árbol enraizado que crece dentro de mí,
el lenguaje que va más allá de las palabras
y el acto de amar, que envuelve a toda existencia
con la sapiencia exacta, del acto libre.
Háblame con el silencio
desnúdate y camina con mi desnudez,
no tengo mas ropaje, que las flores silvestres del campo,
ni más adorno
que las alas de un colibrí, revoloteando en la cañada de mi senda,
no quiero mas libertad,
que el alma propia, nadando junto a las ballenas
que el alma propia, nadando junto a las ballenas
y la ola que viene y va, sin detenerse en la árida sentencia.
Háblame con el silencio
el que encripta el sentimiento y lo deja fluir como las aguas del río,
mira mi desnudez,
la palabra propia de mi corazón
y quédate o sígueme,
pero no me detengas,
porque no tengo en mi piel, la palabra exacta de tu felicidad,
ni hallo en los vocablos, la esencia del milagro,
tan sólo voy libre en mi caminar
y amo
lo que se deja amar,
palabra silenciosa del espíritu
que une con la luz del Todo, la sintonía del latido.
Tengo piel de historia,
corazón de tiempo,
y mirada de horizonte matutino, en el cenit de la vida.
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