viernes, 22 de noviembre de 2013

"Tiempo que ama al tiempo"














Sacude el viento, los retazos de una memoria inalcanzable
huellas sempiternas, ancladas en el sentir del alma.

Gira el espejo en la oportuna hora
y refleja la añoranza de los primeros pasos.
¿Quién custodia el misterio, que a todos nos embarga?

Vira mi destino 
como la veleta en lo alto de la torre,
hojarasca de polvo,
sin consentimiento huye con el vacío hacia el viento del olvido.

Han temblado bajo mis pies
las hogazas, de las noches de destierro,
la lágrima 
que finge amar.

Y en mi corazón volátil, claustro virginal de la muerte,
se adapta el mecánico sueño.

Ríos de lágrimas surcan el horizonte,
tempestades de ira, cabalgan con lamentos en la sumisa historia,
aunque no soy, su eco prolongado.

Tal vez, el destierro 
en la brújula perpendicular de los sentimientos.

Libre el gorrión canta a los días venideros
y el alma guardiana protege los secretos.

Pajarillo emplumado de ojos al cielo
cristal oblicuo en la memoria del reino.

Todo naufraga en el suelo de la palabra
y sólo la directriz del yo desnudo,
abre las puertas del corazón que ama.

Labriega de destino
con las manos arrugadas,
sostengo mi voz, en las miras de un diccionario
que aún,
 imperfecto en sus vocablos, contiene la letra perfecta de la vida
y del alma que no conoce los cerrojos,
el misterio y la razón,
 siempre son antagónicos.


Escucho mi voz 
y viro como la veleta,
cogida al instinto del viento, desnudo y despierto
sobre la libre naturaleza, que anuda mis pasos y fortalece mis manos.

Soy tiempo, que ama al tiempo.



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