Se abrirán las tumbas
para liberar las almas de los arcángeles,
que se vistieron de carne
y peregrinaron por las tierras se Sión.
Cuántas piedras en el templo de Salomón
calladas e inertes resistiendo al tiempo
como resiste el alma bajo el sol.
Lleva el “Magem David”
la aurora de un pueblo
que no tiene fronteras
pero sí tiene la luz del alma entera.
¡No me llames Israel…!
¡No me llames tierra..!
¡No me llames hija de la estrella!
Que lleva el corazón la ausencia
de los templo infinitos
que jamás verá la tierra.
Si nace el sol…
nazca en mí,
tu nombre en la ausencia.
Que por patria vi
el destierro de mi esencia.
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