El futuro es la pisada incierta del pasado
que el caminante quiere transitar.
Látigos de muerte sin preceptos,
corazón
que aúlla en la noche.
Lobo solitario
perenne y sagaz en el latido
te enfrentas al arquetipo que muerde.
Yerta voy,
con los ojos vendados
en esta matriz que despierta el sol, en un mañana inseguro.
Late mi sangre
sin querer los espejos de tu imagen,
no me queda inocencia, en la cicatriz del alma,
sólo la fusta,
que clavó el calendario en los sueños de la vida, agazpados a la muerte.
Y aquí
sin más ruta que mi propia desnudez,
alzo mi venda
y mi sangre bulle.
No soy sueño.
Quizá, una loba que amamanta el amor,
donde el pasado es una quimera
apretando el futuro con alambres de espino.
Y sea mi corazón, la flor.
No empuñes contra mí tu sepultura
en este baile de danzas,
porque en mi costado brota la vida.
Ven, pajarillo, ven,
como un lobezno a mi regazo
expatriado de tu vuelo,
seamos amor en esta guarida,
donde el tiempo implora con lágrimas de sudor
obviar cualquier herida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario