No soy juez en la herida abierta
que sangra la arena de los relojes
y enmudece en la sombra, sola y sin faz de luz.
No soy la balanza que se decanta,
tal vez, sólo sea una lágrima
que cae insonora sobre las dunas y el viento la arrastra.
Corazón de agua,
punto de luz,
alma que sondea la profundidad y emerge con las alas.
Peregrinos que sueñan
y piel que se abraza.
Corcel imaginario
¿Quién te materializara?
Si bien, puedo tocar con mis dedos
la crin de tu espalda
no puedo galopar sobre la luna perlada,
y lloraré por un tiempo
la noche que opaca el resplandor y que se oculta tras la mirada.
Pero nunca juzgaré, si eres sombra, o voz callada,
seguiré con la danza del agua
siendo gota en el océano
y de ojos púrpuras
donde el amor, es baluarte
en la sonrisa de las almas.
Y navegaré sin juzgar
si eres río, o mar,
si eres noche, o la oscuridad secuestrada,
si eres amor, o la ausencia del alma,
mas vierto mi amor, sin saber, que deparan los relojes
y qué me deparará, la luz de la luna que hace nido en mi alma.
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