miércoles, 30 de octubre de 2013

"Nada pude hacer"







Nada pude hacer en aquella hoguera de fuegos
donde los sueños esparcían sus cenizas
en mi alma doblegada.

Una lágrima,
 satura la pena del corazón
y cincelando la aurora del iris
el mundo contempla cada latido,
que a golpe de sangre, se estremece con la vida.

Expía el gorrión con sus cantos
el talle nacarado de la voluntad.

En mis pupilas se hunde
la daga cortante en el seísmo del amor,

 Palabras,
elucubradas en las aristas del vacío
y clavando la espuela en la carne de la inocencia.
Relama con lágrimas, la herida, suturar el corte sangrante.

¿Quién insufló la noche de esperanza?
¿Y qué alas, no surcaron el cielo bendecido?
¿Qué muerte ahogó el hechizo?

Si pudiera retroceder y despojarte del aullido
y dejar en tus ojos la fragancia
que alimentaba tus latidos.

Si pudiera vencer el tiempo y pararlo en el beso compartido.

¿Quién movió el reloj, acrecentando el vacío?
Tan sólo, una replica impugna mi lágrima.

-El amor y el destino conducen a las almas
bajo el peso de la inocencia quebrada.

Todas las puertas se abren,
si no lo hacen hoy,
lo harán mañana-

Triste amanecer en la consciencia del alma
respirando libertad en las perlas del precipicio.

Pero no hay peligro,
 tan sólo es un andar,
 un camino hacia a la vida.
Saqueo de la ignorancia blanca
en el óxido la negrura,
y el amor es crucificado por palabras huecas.

¿Cuántos clavos oxidados
seguirán penetrando en el madero de la vida?





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