lunes, 28 de octubre de 2013

"El valor constante del instante preciso"









Latidos que enmudecen con las sombras de un ayer,
parece que todo ha cambiado,
pero no,
continua la tiranía impuesta
buscando la perfección
en los albores de los dioses.

Las palabras no cesan emitir constantes peregrinajes
y el silencio no puede callar la culpa y el castigo del rehén.

 Tan sólo es una ilusión,

¿Por qué mi alma ha de saber más que piel?

¿Por qué lo efímero de los días es contravalor a la eternidad?

¿ Por qué, se  he de ser culpable
por las cruces y los calvos que no estuvieron a mi alcance,
cuando la noche tronó y los ríos de lágrimas
embebieron toda sustancia de libertad?

No puedo soñar. No sé soñar.
Mi corazón palpita
y mi piel se desgrana ante la magna sustancia
de sentirme viva,
mis oídos están sordos,
mi boca enmudecida,
y atrapo el olvido con mis dedos.

Hay otros soles, otros nombres, otras percepciones,
otros universos, en esta ruleta de suertes,
y camino y camino con el corazón henchido
porque amo y vivo por efímero…
Valor constante del instante preciso.




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