Camino en las soledades al vértigo de tu tez,
sobre tu alma seré, la flor que un día besaste
y en los caminos del sol a la luz de mi viudez
amaré entre los silencios, el beso que me dejaste.
Bajo una lluvia de lunas se acunará el sentimiento
fusionado en el calor, que el tiempo no se llevó,
dormirán las azucenas prendidas en el firmamento
y en la noche sentiré, como un ángel me arropó.
Caminaré sin saber hacia las sombras del eco,
senda que mi alma esconde, como el cofre del ayer,
se vuelve como un refugio de añoranzas y del lleco
por todo el tiempo que amé tu faz al anochecer.
Volverán las blancas odas con frágiles sinfonías,
sentimientos que alzará la bóveda celestial,
canta el solsticio al recuerdo de tu voz sin agonías
y en mi alma sólo quedan, las luces del madrigal.
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