lunes, 21 de octubre de 2013

"El canto del ruiseñor"



La ceniza cae sobre el campo verde
que ampara las amapolas,
deshojando el  terciopelo rojo de los pétalos
llevados por el viento, en la esperanza de una inocencia.

Fue la noche, austera en la luz.
Mas el candil del alma, iba iluminando un sendero angosto,
presagio de un tiempo por nacer
y el oleaje de un destino.

Lloró el canto del ruiseñor
en la soledad que aparentaba la serenidad, concebida tras la caída de los dioses,
y se alzó el grito en la bóveda celeste
de aquel, que aún nacido, supo, por el principio de su halo
la condición de su muerte.

Errando voy por los caminos,
floreciendo en el olvido de la geometría
y vinculada al descenso de la luciérnaga, en medio de la noche quebrada, 
con  la orfandad, del misterio que brota del tiempo 
en los arrecifes de mi alma.

Llegará la  memoria
tribal y concebida, en la cuna de la carne que solloza.
Y anclada en el suspiro, me reconozco ante el espejo de las formas,
porque sé, que cada pétalo de amapola, se funde con la libertad del aire,
y respira el instante en la matriz acuosa
que da por nombre mi vida y teje mis horas.

Se va el ruiseñor,
agitando las alas en medio de la noche,
alejándose de la lágrima, que esbozó la canción
de un alma encarnada.

Y, buscaré el sonido de su voz
y el blanco de sus alas,
marcando en mi pecho el trino, que no envejecerá,
porque fui de su canto, la voz,
y de su pluma, la libertad.









2 comentarios:

  1. nos habla del ser que no nacio que busco el refugio de la naturaleza y el cobijo del ruiseñor

    ResponderEliminar
  2. Gracias Mateo por tu bello comentario. saludos

    ResponderEliminar