"En las olas de la imaginación"

Fluía mi mirada, sobre los horizontes perlados de la vida

y se agitaba mi alma

en los senderos ocres del nacimiento.

Fui amor, 

presente y retroceso,

viví en  ti

dejando las notas de mi violín,

en la caja húmeda de la esencia, que se doblegaba ante el amor,

y dejé mi lágrima

como la luz que resurgía

entre los paisajes esmeraldas de la esperanza.

Me elevé como el humo entre las torres,

descendí como la lluvia,

fui piedra, barro y amor

y seguí caminando sin rumbo,  entre las olas de la imaginación,

hasta encontrar la posada

donde mis ojos descansaron,

y los horizontes se abrían

ante la tímida y clara mirada.

Inconfesable me detengo

por las rutas del silencio,

oh, palabras, que endulzáis la mirada

sin mostrar vuestra fuerza y estremeciendo el alma.

Quien fuera aire en tus velas

para no detenerme en la tristeza

y apaciguar el jade

que se derrama en las alturas de la inocencia.

Oh, amor, callado y silencioso

prudente en el jaque

y espejo en la noche, de la luz que irradia la música,

en la visceral nota que bombea el corazón

con la partitura de sangre.

Oh, matriz, arbolada de sentimientos

de risas y lágrimas,

de niños creciendo en tu vientre, de Madre y de Tierra Sagrada,

quién fuera un grano de tu arena

para contemplar el destino de todas las huellas

y callar con amor,

para ofrecer lo mejor de la esencia.

Quién, de la muerte la vida hiciera

y embriagada de luz

fuera el manto azul

que supiera ahondar en la palabra correcta,

y así fijar las pupilas, en el instante perfecto

donde el amor

se perpetúa, en la osadía de los encuentros.